Marcial Fernández
El obeso Sr. Walsh
descubrió la gran fórmula: si permanecía dos minutos más –con respecto a la
mañana anterior– adentro del baño sauna, dicho acto de voluntad le significaría
adelgazar un kilogramo de peso diariamente. Y como quien dice, puso cuerpo a la
obra (o anti–obra, diría alguno). Y pasaron los meses: y las mañanas de sauna
se volvieron mañanas y tardes; y las mañanas y tardes: mañanas, tardes y
noches. No obstante, llegó el momento en que el delgadísimo Sr. Walsh no tenía
kilogramos de su cuerpo que restar pero sí minutos del día que sumar; esto fue
cuando desapareció al enflaquecer un segundo de más.
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