domingo, 5 de noviembre de 2023

La fama

Enrique Anderson Imbert

 

El poeta la vio pasar, aprisa; y aprisa corrió tras ella y se quejó:

–¿Y nada para mí? A tantos poetas que valen menos ya los has distinguido: ¿y a mi cuándo?

La Fama, sin detenerse, miró al poeta por encima del hombro y contestó sonriéndole mientras apresuraba la carrera:

–Exactamente dentro de dos años, a las cinco de la tarde, en la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, un joven periodista abrirá el primer libro que publicaste y empezará a tomar notas para un estudio consagratorio. Te prometo que allí estaré.

–¡Ah, te lo agradezco mucho!

–Agradécemelo ahora, porque dentro de dos años ya no tendrás voz.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario