Augusto Monterroso
Cerca del Bosque de Chapultepec vivió hace tiempo un
hombre que se enriqueció y se hizo famoso criando cuervos para los mejores parques
zoológicos del país y del mundo y los cuales resultan tan excelentes que a la vuelta
de algunas generaciones y a fuerza de buena voluntad y perseverancia ya no intentaban
sacar los ojos a sus criadores sino que por lo contrario se especializaron en sacárselos
a los mirones que invariablemente y dando muestra del peor gusto repetían delante
de ellos la vulgaridad de que no había que criar cuervos porque le sacaban a uno
los ojos.
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