domingo, 7 de enero de 2024

Regalo

Queta Navagómez

 

La nena pidió un muñeco de fuego para cumpleaños. Los padres, al considerarlo peligroso, le obsequiaron un oso de peluche. Meses después ella exigió el muñeco de fuego para Navidad, e hizo un berrinche que duró hasta Año Nuevo. El Día de Reyes, papi llegó cargando el pesado estuche de piedra volcánica. Con pinzas, mami desató los gruesos alambres en forma de moño y arrancó los sellos que advertían los riesgos de un mal uso, dejando a la vista el gran juguete recubierto y relleno con lava hirviente. Emocionada, la niña lo tomó con largas tenazas. Ya en su recámara lo accionó a control remoto.

Fue la primera noche que durmió tranquila, ni fantasmas ni brujas ni monstruos en el clóset pudieron burlar a aquel maniquí en llamas que iba y venía por el cuarto, resguardando la pequeña cama.

 

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