Marcial Fernández
Juró
asesinar a toda anciana que se cruzara en su vida. Y así lo hizo hasta aquel
día en que siendo tan vieja como el objeto de su desprecio, al mirarse al
espejo, primero con odio y luego con absurda ternura, perdonó a su última
víctima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario