Horácio Costa
Mira
el Aire: Nada-ismos. “Todo joven tiene por ambición escribir una poética”.
Concordé inmediatamente cuando me dijiste, como si tu descrédito no me
afectara. El entrevistador del Time-Life preguntó a Fu-Ku-San el secreto
de la longevidad: el campesino respondió que era jamás discordar (“¡No es
posible!”, exclamó el gringo. “No, no es posible”, enseñó el japonés).
El aire nunca está inmóvil, y aun por
exclusión se suele edificar algo. El escultor ve en la materia bruta su forma:
en Carrara hay “n” olimpos larvarios, dioses en todas las posiciones, nalgas y
canovas en profusión. En el paisaje que me prohíbes veo álamos danzar por el
puro placer de. En el blanco donde escribo la historia verdaderamente corta, un
hormiguero.
Y el remolino, donde festeja el vacío su
disfraz de carnaval, torna indistintos volcán y cactus. In the heart of
darkness what matters is the heart itself. Pero no escuchaste mis razones.
Te importaba la temperatura de tu té, y otras pequeñeces.
No amenazo. Pero no olvido. Aun a pesar
tuyo, más allá de tu rebeldía, cuento la historia. Y envejezco.
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