Thomas Bernhard
Sentados en el tren de la mañana, miramos por la ventanilla
precisamente cuando pasamos por el barranco al que, hace quince años, cayó el grupo
de colegiales con el que íbamos de excursión a la cascada, y pensamos en que nosotros
nos salvamos pero los otros, sin embargo, están muertos para siempre. La profesora
que llevaba a nuestro grupo a la cascada se ahorcó inmediatamente después de la
sentencia de la Audiencia de Salzburgo, que fue de ocho años de prisión. Cuando
el tren pasa por ese sitio, oímos, con los gritos del grupo, nuestros propios gritos.
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