José Emilio Pacheco
El
14 de abril de 1865, en el teatro Ford de Washington, el presidente Lincoln asistía
al estreno de una ficción política llamada The Murder of Abraham Lincoln.
El escenario del teatro Ford representaba al teatro Ford con todo y plateas, palcos,
foso de la orquesta, y, desde luego, escenario donde se desarrollaba una ficción
política llamada The Murder of Abraham Lincoln.
A punto de terminar la obra, el actor John Wilkes Booth,
que hacía el papel de John Wilkes Booth, abrió la puerta del palco a la derecha
del proscenio y miró a los actores que impresionaban al presidente, a la señora
Lincoln, al Mayor Rathbone y a su novia. John Wilkes Booth sacó una pistola marca
Derringer y disparó una bala que él supo de salva. El actor que encarnaba a Lincoln
se desplomó herido de muerte. John Wilkes Booth se preguntó quién le había hecho
esa broma pesada. Trató de huir. Se interpuso el mayor Rathbone. John Wilkes Booth
lo hirió con un puñal y salió del palco.
En el Teatro Ford se produjo una confusión total. El
público ya estaba muy desconcertado por la obra tan extraña que habían puesto. Abraham
Lincoln aprovechó la oportunidad para desaparecer. Quedó en la historia como el
emancipador de los esclavos, el hombre que hizo la guerra para liberar a los negros,
no por los intereses comerciales del norte industrial contra el sur agrícola.
Ya casi a fines del siglo XIX Lincoln
se reía mucho contando esta historia, oculto y viejísimo en su plantación de Fairfax
County, Virginia, muy cerca de Washington. Decía que sólo un gobernante asesinado
puede preservar su gloria y que si es posible impugnar su genio político nadie nunca
podría –si lo supiera– restarle méritos como dramaturgo y director escénico.
(Tomado de www.talesofmytery.blogspot.com)
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