Alberto Sánchez Argüello
Muy
de mañana el hombre se presentó a su trabajo. El guarda de seguridad pasó su
identificación por el escáner pero dio error, lo intentó cuatro veces más y dio
el mismo resultado. A pesar de que les indicó que llevaba veinticinco años
trabajando en el ministerio, igual lo llevaron a una sala de espera.
Unas cuantas horas después un funcionario
de recursos humanos le notificó que después de varias consultas oficiales el
sistema había devuelto un negativo sobre su existencia.
El hombre salió del edificio totalmente
perplejo. Detuvo un taxi, pero antes de que lograra abordarlo dos hombres le
impidieron el paso. Uno de ellos le pidió sus documentos de identidad y
procedió a cortarlos con una tijera. El otro le dijo que ya habían llamado a su
esposa para notificarle que él nunca había existido.
Acto seguido le quitaron la ropa y se
fueron en un vehículo oficial.
El hombre se fue caminando desnudo por las
avenidas, sin llamar la atención de la gente que sabía perfectamente que él no
existía.
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