Jesús Esnaola
Mientras Watson se acuclilla junto al cadáver,
Holmes, envuelto en la nube de humo que sale de su pipa, examina la habitación
en que se encuentran. Mientras Watson observa el puñal que la víctima tiene
clavado entre los dos omoplatos, Holmes repasa las paredes desnudas, sin una
sola puerta o ventana, estudia el cubo perfecto de muros lisos que los rodea.
Mientras Watson, seguro de que el hombre ha sido asesinado, se pregunta cómo el
asesino ha podido salir de aquella trampa sin escapatoria, Holmes, confundida
su silueta con el humo del tabaco, se pregunta intrigado cómo han podido,
Watson y él, llegar a aquel lugar.
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