Alejandra Pizarnik
–Me
parezco a ciertos animales que sólo viven de noche.
–Sólo pido una cosa, y es todo: que mires
la claridad, el sol.
–No me faltan ojos para constatar que aquí
el sol es el sol, el verde es verde, y cuando esto se pone rojo, es rojo.
–No es necesario comprender tanto. Te amo.
¿Qué otra cosa pude haber hecho sino extraerte de la noche?
–¿Me sacaste de la noche?
Yo tenía un cuchillo y dejé que mi acto
continuara en vez de mi lengua.
Comprobé qué parecido a un cerdo era ese
hombre agónico.
–Exactamente como un cerdo –dije.
Pero él no contestaba nada y me miraba con
ojos embrutecidos. Al sol primero y a mí después.
(Tomado
de www.enfrascopequeno.blogspot.com)
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