lunes, 1 de agosto de 2022

Realidad realista

Slawomir Mrozek

 

Un día que estaba leyendo el periódico con el perro tumbado a mis pies, sonó muy cerca el maullido de un gato. Me extrañó, ya que no tengo gato en casa. Miré al perro, pero no reaccionaba, al parecer no lo había oído. ¿Sería posible que no lo hubiese oído? No. ¿Fingió entonces no oír? Es absurdo, por qué iba a fingir. Entonces, ¿por qué se sonrojó?

Habría olvidado este incidente si unos días más tarde, durante un paseo, mi perro no se hubiese subido a un árbol. Cuando se dio cuenta de que lo observaba, bajó y se acercó a unos perros. Estos, sin embargo, lo trataron con hostilidad.

A pesar de todo, aquello no probaba aún nada en absoluto. Al fin y al cabo, trepó sólo un poco y la hostilidad de los perros podía deberse a otras causas.

Lo llevé al veterinario.

–Examínelo, por favor, quiero saber si es un perro o un gato.

–Hoy ya no recibo, vuelva otro día.

–¿Cuándo?

–No sé, estoy muy ocupado.

¿Se pensaría que me había vuelto loco? Quizá la realidad no sea tan unívoca como nos parece. Yo con este tipo de cosas no quiero problemas, así que vendí el perro y me compré una mona.

Al día siguiente, la mona desapareció. La encontré después de una larga búsqueda. Estaba sentada en mi butaca leyendo Phänomenologie des Geistes de Hegel.

Esperaré a que acabe de leer el libro y después lo discutiremos. Eso, si resulta que yo no soy ella ni ella, yo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario