viernes, 13 de diciembre de 2024

Descubrimiento

Iván Teruel

 

La perra se caga en el pasillo de abajo. Mi mujer grita desquiciada. Y el niño hace rato que berrea. Yo empiezo a sentir un picor agudo en el ojo izquierdo. Baja hijo de puta, baja o coge a tu hijo. El picor se intensifica. Te juro que subo a por el niño y me largo. Me rasco con insistencia. Te vas a quedar ahí pudriéndote con tus historias. El picor se expande. Oigo portazos y voces como en letanía. Comienzo a hurgar con ímpetu. Imagino mi mano como la pala de una excavadora. Las voces vuelven. Me arranco el ojo. El picor no desaparece. Percibo unos pasos subiendo las escaleras. Meto el índice y el anular en mi nueva oquedad. El niño parece que ya no llora. Tanteo con las yemas pero no sé qué busco. Los pasos ahora bajan las escaleras. El picor es terco. Una puerta se abre. Palpo una orografía de recovecos húmedos. La misma puerta se cierra. Llego a una región blanda y viscosa. Un motor arranca. Toco una pequeña protuberancia. El picor desaparece. Y por fin irrumpe el silencio. Creo que descubro algo maravilloso.

 

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