viernes, 7 de febrero de 2025

El ataúd usado

Ada Inés Lerner Goligorsky

 

Después de discurrir largamente, mi hermano Simón decide que no es inconveniente que yo comparta el ataúd con el tío Ismael (fallecido allá lejos y hace tiempo), dado –dice Simón a la familia– que es notable la diferencia de precio e ínfima la posibilidad de que, con el tiempo, la comunidad sospeche un incesto. La funeraria (el dueño era gentil) le ofreció cremación y urna por un precio más conveniente y Simón –que ha olvidado los preceptos de la religión– acepta.

A partir de ese treinta de abril comparto una vasija mortuoria con Ismael, judío liberal y viudo de primeras nupcias. Se trata de un hombre desconocido para mí; eso es lo que a juicio de Simón evita los comentarios maledicentes y además –dice– no puede ser atrevida tamaña cercanía con alguien que me lleva casi doscientos años.

 

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