martes, 5 de julio de 2022

El sacrificio

Enrique Anderson Imbert

 

Guillermo está en peligro mortal: lo han atado de pies y manos contra un árbol y una serpiente cascabel va a clavarle los colmillos. De súbito se aparece Benito y se dispone a salvarlo: para salvarlo, debe morir.

Guillermo, noblemente, dice:

–No puedo consentir semejante sacrificio.

–Como quieras –contesta Benito retrocediendo–. A mí me da lo mismo. Después de todo, eres tú, no yo, quien está soñando.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario