sábado, 4 de marzo de 2023

Era una frondosa yegua

Víctor Roura

 

Cuando invité a Gabriela Lessing a Cuernavaca, ignoraba su pasión por los desdoblamientos y su fe en las otras vidas. Como acostumbra hacerlo llevado por su inquebrantable generosidad, Jesús Bello me cedió su casa el fin de semana. Así que, oscurecido el cielo, ya llevábamos vacía botella y media de vino blanco. Gabriela se recostó en mis piernas, cerró los ojos y se fue por espacio de veinte minutos. No estaba dormida. Simplemente decidió irse a otro sitio. Mientras, yo acabé con el vino.

De pronto, volvió a la casa.

–Hay alguien merodeando en la sala –dijo, abriendo sus ojos.

Jesús no podía ser. No es capaz de regresar sin previo llamado telefónico. Le dije a Gabriela que se despreocupara. Que no había nadie. Que eran sus nervios.

–¿Por qué no te vas otra vez? –pregunté, para apaciguarla.

Abrí otra botella de vino.

Se levantó, bruscamente.

–No es alguien tangible –dijo.

Tomé directamente de la botella.

–Acuéstate –ordenó Gabriela.

Eso hice. Ya era hora, pensé. Me cerró los ojos con sus dedos, con lentitud. Y con su dedo central empezó a presionarme en medio de las dos cejas.

–¿No sientes algo? –preguntó.

Se le estaba pasando la mano, ciertamente.

–Dolor –dije.

Quitó su dedo.

–Eres un insensible –indicó.

Me senté sobre la cama. Estaba ella en otro rollo. Buscaba algo. Miraba por las esquinas. Sus pupilas no se estaban quietas.

–Trae una vela –dijo.

¿Dónde demonios iba yo a saber de velas en casa de Jesús Bello?

Gabriela apagó la luz. Encendió un cerillo.

–Ahí está, míralo –dijo.

Yo no veía sino el breve fuego del fósforo.

–¿Qué deseas, hombre? –la oí preguntar.

Busqué a tientas el vino. Me eché un trago.

–Si no puedes descansar, dime tu pena –la oí murmurar.

Encendió otro cerillo.

–¿Puedo ayudarte en algo? –la oí interrogar.

Estiré la mano y prendí la luz. Ella me miró, aterrada. Se trabó un poco. Y gritó:

–¡Hazme el favor de dejarme sola con esta aparición!

Sonreí. Para demostrarle que todo estaba en su sitio, excepto ella.

–Te juro que no sabía que el vino te hacía mal –dije.

Su segundo grito no lo soporté. Salí de la recámara.

Bajé las escaleras. Oí cómo cerraba la habitación de un portazo. No podía escuchar con claridad lo que se decían. Sólo murmullos. Fui al refrigerador. Saqué una coca. Tomé un ron. Puse un disco. Vi el Running in the family de Level 42. Buen grupo. Le subí el volumen. Disfrutaba de la rola “Children say”, cuando Gabriela bajó corriendo en camisón las escaleras.

–¡Haces demasiado ruido, carambas! –gritó.

Estaba fuera de sí. No supe qué contestar. Nunca la había visto en ropa íntima. Fue al tornamesa y lo apagó. Luego, subió al cuarto nuevamente.

Yo le llamé por teléfono a Jesús, que estaba con su madre. “Ven por mí”, le dije. Al rato ya estábamos en un bar. Le conté de mi infortunio.

–Las guapas están mimadas –dijo, al quinto ron.

Pasada la medianoche me llevó a su casa. Entramos con sigilo. Subí a la recámara. Estaba dormida. Le dije a Jesús que yo dormiría en la sala, en el sofá. Sacó un cobertor, esperó a que me acostara y se fue.

Gabriela me despertó muy temprano.

–¿Por qué no subiste? –preguntó.

Me reincorporé.

–¿A qué hora se fue la aparición? –dije.

–Como a las diez. Bajé por ti, pero no estabas. ¿A dónde fuiste?

Le conté que, mientras ella se comportaba de manera extraña, Jesús me había invitado a un bar.

–Era un caso de desdoblamiento –dijo, serenamente.

La miré como si mirara un florero lleno de nueces enmieladas.

Repuso:

–¿Extraño? ¿Te parece poco? Nos conocimos en nuestra vida anterior; era el potrillo a quien yo derribé en una carrera en el Hipódromo de las Américas…

Vaya fenómeno de la memoria, pensé.

–Estaba celoso, yo era una frondosa yegua –dijo, en baja voz.

La plática me incomodaba.

–Pero le dije que descansara en paz, que reposara su alma, ya que mi resurrección ahora no fue equina sino humana; que, si acaso, tú sólo eres mi palafrenero mayor, nada más –dijo, sonriéndome.

Dos horas después, ya estábamos cada uno en su respectiva casa en el Distrito Federal.

 

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