Marcial Fernández
En cuanto el juego es
perfecto,
desaparece el juego.
G. K. Chesterton
Tardó veinticinco años de
estudios y de derivaciones lógicas pero por fin lo logró: quitar el velo a todo
movimiento, conocer una por una cada táctica, descubrir hasta el más mínimo
secreto del ajedrez, para así derrotar a cualquiera. Sin embargo, cuando se
supo invencible, dicho juego le aburría demasiado como para jugar una sola
partida.
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