Estrella del Valle
Runnin’, burnin’
And a lonesome whistle blows
In the Night, In the Night
There’s a border moon a risin’
I can hear that white freight line
Tish Hinojosa
Nunca
me gustó la historia de la Rosita Alvírez, una pobre mujer que por no querer ir
al dancing la mataron, luego la hicieron corrido y luego advertencia para
todas las que, como yo, les da por despreciar a los hombres, por eso le digo mister
que no me culpo, a mí sí me gustan los bailes, aquí todo es tan bonito, aquí
las luces, la gente, cuando el animador anuncia Y ahora con ustedes la más importante
representante del Tex-Mex: Tish Hinojosa y su Banda y las parejas salen a bailar,
se juntan, se separan, se repegan, un dos, un dos, mire, así, así, un poco más juntitos,
y bueno, todo va bien hasta que te encuentras a un gringo que quiere bailar contigo
a fuerzas y tú te haces la desentendida al principio, pero después te sigue y te
sigue, hasta que hace que te sientes con él, a fuerzas, claro, entonces pide unos
sixes y ¡zaz! cuando sientes ya te dejó ir la cerveza y una se queda con cara
de babosota nomás carraspeando la birria y lejos de la mesa todos te ven pero nadie
hace nada para defenderte, todos se ríen porque clarito ven que eres Made in
Mexico, que no eres de por aquí, que no sabes tomar con un gringo y te han
sentado a la fuerza y se han burlado de ti, de tu acento torreonero. Sabe cómo se
siente eso, mi mister, pues mal, sí y uno no puede decir que no porque el
tipo es más fuerte que una y la lleva a la pista de baile y se le arrejunta mucho,
le pone las manos en la espalda y las baja, las baja mister, hasta aquí,
mire, hasta aquí y ya no las suelta. La restriega a una por toda la pista y luego
le dice al oído, comen in, baby, pongámonos más okay, pero una no
quiere, pero él insiste y pues ni modo, una sale de allí, deja a Tish Hinojosa cantando
sola Jesusita en Chihuahua, atrás la cumbia, el country, el western, eso sí enfada,
verá, porque uno compra su boleto para ver a Tish no para salir con cualquier gringo
insípido, entonces, como le decía mister una sale y se la llevan allá a lo
oscurito, donde creen que pueden abusar de una, donde una no pueda gritar ni pedir
auxilio ni ayuda. No me mire así, es la verdad, esos tipos creen que una está sola
y que pueden hacer con una lo que quieran porque ellos son blancos y una es morena,
por eso nos llevan allá y nos suben la falda, nos dicen more, more, more spanish
girl, ¿quieres más? y una callada, calladita, queriendo quitárselos de encima,
sintiendo que su aliento blanco se junta con el mío, entonces tengo que actuar en
defensa propia, porque a los gringos les gusta abusar de mí, me ven sola en un país
extraño donde nadie quiere hablar español y nadie hace nada y a mí sí me gustan
los bailes, me gusta bailar desde chiquita, mister, pero esos tipos, todos
son iguales, blancos o pochos, iguales todos, no saben bailar como me gusta; imagínese
que hubiera sido una blanca la que estuviera en mi lugar, ¡ah! verdad, entonces
sí, pobrecita la gringuita, tan solita ella, tan blanca, como queso menonita, y
entonces sí ustedes justificarían lo que hace, pero una está sola en este país,
mister y por eso abusan y pues, en ese momento, justito en ese momento es
cuando una se acuerda de mi pedacito de Chamizal, de los braseros muertos, una se
acuerda que lleva el cúter de siempre metido en el sostén por si algo pasa y pues:
¡zaz! de pronto esa cosa blanca y gelatinosa se queda en la mano, no se despega,
se queda en la mano y uno escucha los gritos pero no entiende nada y una sabe que
los demás pueden escuchar, pero no escuchan porque siempre me llevan lejos, lejos,
donde nadie escucha nada, entonces los callo, ¡zaz!, ¡zaz!, para que se despegue
esa cosa de mi mano, para que se calle de una vez, para que pueda regresarme y seguir
en el baile porque me he puesto un vestido nuevo que compré en la mall para
bailar a gusto y el pinche gringo me lo echó a perder, pero sigue molestándome,
el cuerpo sigue ahí y hay que enterrarlo, porque en El Paso hace mucho viento y
cae arena y por más que uno los entierra bien, el aire se encarga de echarlos pa’
fuera. Ahora, ¿me deja ir?, déjeme ir, ¿no?, no, no sé como cuántos, unos seis o
siete o más, qué más da, todos eran blancos como usted, mister, como usted
que no me hace caso cuando le digo que no quiero bailar, que no quiero los sixes,
que no quiero nada de usted porque usted sólo speak english y se lo advierto.
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