Laura Elisa Vizcaíno
A pesar de haber muerto hace
siete años, mi abuelita apareció en una reunión familiar. La recibimos con gusto
y, como un acuerdo implícito, nadie mencionó su condición de muerta, para no molestarla.
La velada
transcurrió cómodamente, pero, al despedirnos, ninguno de nosotros se ofreció a
llevarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario