Jaime Alberto Vélez González
El
diligente cuidador de rebaños no había podido dormir en los últimos días debido
a que los lobos, al menor descuido, atacaban. Sospechando un rapto a sus
espaldas, decidió contar las ovejas del rebaño, y entonces comprobó que aquel
viejo remedio para el insomnio resultaba de veras infalible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario