domingo, 10 de abril de 2022

Casa di Amore e Psyche

Eduardo Gudiño Kieffer

 

Pero qué maravilla, qué maravilla, decía la señora norteamericana ensombrerada. Qué maravilla Ostia Antica, qué maravilla las ruinas, qué maravilla las columnas, qué maravilla el blanco resplandeciendo bajo el sol, qué maravilla, qué maravilla. Como la palabra maravilla describiera igualmente los sarcófagos, los hórreos, las termas, los templos. Qué maravilla. Qué maravilla todo. Qué maravilla todo menos la Casa di Amore e Psyche. Aquí la norteamericana se calla por completo. Su verborragia turística y monotemática desaparece. Las flores de su sombrero se marchitan. En la Casa di Amore e Psyche no hay lugar para las palabras. Qué maravilla.

 

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