Slawomir Mrozek
Distinguido
señor Nobel:
Solicito humildemente que me sea concedido
el premio que lleva su nombre.
Mis motivos son los siguientes:
Trabajo como contable en una oficina estatal
y, en el ejercicio de mis funciones, he escrito unos cuantos libros, a saber: el
Libro de entradas y salidas, el Libro de balances y el Libro mayor.
Además, en colaboración con el almacenero, he escrito una novela fantástica titulada
Inventario.
Creo que le gustarían porque son libros escritos
con imaginación y tienen mucha gracia (son auténticas sátiras). Si deseara leerlos,
podría prestárselos, aunque por poco tiempo, porque están muy solicitados. Quien
tiene más interés es el inspector de Hacienda, ya puedo oír su voz en el despacho
de al lado.
Hablando del inspector, preveo que tendré ciertos
gastos porque me temo que los libros no van a ser de su agrado. Precisamente le
escribo a usted esta carta para que el premio me permita sufragarlos. Por favor,
mande el giro a mi domicilio. Dejaré una autorización a nombre de mi mujer, por
si yo no estuviera ya en casa el día que venga el cartero. En tal caso, el dinero
servirá para pagar al abogado o… Espere un momento, señor Nobel, acaba de entrar
el inspector.
Ya se ha marchado. ¿Sabe qué le digo, señor
Nobel? Mándeme mejor dos premios. No tiene usted idea de cómo se han disparado los
precios.
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