Jules Renard
–Perdone, amigo, ¿cuánto
tiempo se tarda en ir de Corbigny a Saint-Révérien?
El
picapedrero levanta la cabeza y apoyándose en su maza, me observa a través de la
rejilla de sus gafas, sin responder.
Repito
la pregunta. No responde.
–Debe
ser sordomudo –pensé y continué mi camino.
Había
recorrido apenas un centenar de metros cuando oigo la voz del picapedrero. Me llama
y agita su maza. Regreso y me dice:
–Necesitará
dos horas.
–¿Por
qué no me lo ha dicho usted antes?
–Señor
–me explica el picapedrero– me ha preguntado cuánto tiempo se necesita para ir de
Corbigny a Saint-Révérien. Tiene usted una mala forma de preguntar a la gente. Se
necesita lo que se necesita. Eso depende del paso. ¿Conozco yo acaso a qué velocidad
camina usted? Lo he dejado marcharse. Lo he visto caminar un trecho. Luego he echado
cuentas y ahora ya lo sé; ya puedo informarle: necesitará dos horas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario