domingo, 9 de octubre de 2022

Secuestro

Marcial Fernández

 

Creí ganarles la partida, pero los secuestradores arruinaron mi matrimonio. Desde el día del plagio fui paciente en la negociación. Recibí de los criminales una oreja. Luego un dedo, el pie, la mano y poco a poco la reconstruí. Cuando los delincuentes se percataron de su error, no quisieron entregar la última pieza. Mi esposa, entonces, se volvió fría, distante, ajena a cualquier sentimiento, una mujer sin corazón.

 

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