Jules Jouy
Como no soy rico, he
debido conformarme con un único cuarto cuya ventana da al patio. Un patio negro
y fétido de la calle Tiquetonne, en el que día a día se amontonan mendigos,
cantores y ciertos inválidos.
Hay,
ante todo, un estropeado que se arrastra con el trasero sobre un carrito, un
resto de hombre parecido a un ratón y que suele cantar esto:
Es
la costurera
que vive en la delantera.
¡Ay, y yo sobre la trasera!
¡Qué diferente es!
Hay un sordomudo cuyo
estribillo favorito es:
Nena,
cuando sople el viento sobre la tierra,
escucharemos la canción de los trigos dorados.
Hay un tullido de la
mano derecha que, sin dejar de exhibir su horrible muñón, vocifera con una voz
de gárgola obstruida:
Esta
mano, esta mano tan boni-i-ta…
Hay un manco de ambos
brazos que prefiere este pasaje de una romanza de moda:
La
cinturina
de mi divina
cabría, creo,
entre mis dedos.
Hay un ciego de
nacimiento (vino al mundo con un caniche y un clarinete) que siempre prefiere
este idilio del difunto Renard:
Cuando
vi a Magdalena
por vez primera…
Viene en seguida un
“pobre huérfano”:
¿Quién
es como un jumento?
Mi papá.
¿Quién es como un monumento?
Mi mamá.
Un “pobre padre de
familia” que aúlla, mostrando su retahíla de granujas:
Los
enviados del paraíso
son mascotas, amigos míos.
Venturoso a quien se lo dota
de una mascota.
Un “obrero sin
trabajo”:
Sólo
por la paz trabaja mi martillo…
Un paralítico:
Yo
la seguía cantando
tralalá, lalá, lalá.
Diciéndole, palpitando,
tralalá.
Y la hermosa disparando…
Tralalá, lalá, lalá.
Un “viejo soldado mutilado
por una esquirla de obús”, que, volviendo su rostro sin nariz hacia la escalera
de las costureritas del tercer piso, les canta, sin la menor vergüenza:
¡Escúcheme
usted, usted, señorita…!
El desfile siempre
termina con una horrible vieja “víctima de la explosión de un polvorín”. ¿Sus
ojos? Dos llagas con pus. ¿Su nariz? Un agujero. ¿Su boca? Una excavación, de
la que generalmente sale esta canción de “La mascota”:
¡Qué
cosa dulce es un beso…
Ya pueden ustedes
pensar cómo me río en mi único cuarto cuya ventana da al patio. Un patio negro
y fétido de la calle Tiquetonne.
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