Marco Denevi
Después
de la batalla (de Quebracho Herrado) me acuerdo que el coronel dio orden de
enterrar a los muertos. El sargento Saldívar y ocho soldados se encargaron de
la macabra operación. Me acuerdo que le dije a Saldívar: “Pero oiga, sargento,
que algunos no están muertos y ustedes los entierran lo mismo. Escúcheles
quejarse”. Y el sargento me contestó: “Si usted les va a hacer caso a ellos,
ninguno estaría muerto”. Y siguió, no más, con la tarea. Por esa salida lo
ascendieron a sargento mayor.
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