Jacinto Benavente
I
Vergüenza me cuesta, pero
has de perdonarme. Hoy no asistiré a la Junta. El motivo es pecaminoso. Justamente
de cinco a siete tengo que ir a probarme unos vestidos a casa de Laura. Ya sabes
lo que es ella; si pierdo mi turno, me deja desnuda este invierno. ¿Estoy perdonada?
Bien lo merece mi franqueza. Pude inventar otro pretexto. Otra junta piadosa, la
jaqueca, el dentista; pues no, me entrego en pleno delito de coquetería. Así puedes
decírselo a las amigas, segura de que todas me absuelven. Me has dicho que la marquesa
está expirando. ¡Pobre señora! Esta noche te veré en el Real. Hasta luego.
II
Mucho siento la mala obra,
pero hoy me es imposible ir a probarme los vestidos. Precisamente de cinco a siete
se reúne la Junta de Damas de la Honradez y el Trabajo, de la que soy secretaria,
y no puedo faltar. Iré mañana a primera hora. No retrase, por Dios, los vestidos,
el negro sobre todo, nuestra presidenta está expirando; y si se muere, no sé cómo
voy a ir a los funerales.
III
De cinco a siete.
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