Ana María Shua
El hombre muy viejo se jactaba de conocer a la muerte
porque estaba más cerca de ella que otros hombres. Muchos le preguntaban cómo es,
y para cada uno pensaba la respuesta que lo dejaría satisfecho. Es como antes de
haber nacido, es como un rinoceronte ciego, es como la cocina de la casa de tu abuela.
Así decía, y por sus palabras era amado. Sin embargo, la muerte lo había visitado
ya, sin que él fuera capaz de reconocerla: y hacía mucho que estaba en ella sin
saberlo.
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