Ana María Shua
Si los fantasmas se esconden a tu paso con temblores de sábana, si los esqueletos
vuelven a zambullirse de un salto en sus propias tumbas, no te jactes, amigo. Nunca
te jactes de asustar a los espectros. Las muecas de terror con que se apartan de
tu camino no son más que simulacros con los que pretenden hacerte creer que todavía
estás vivo.
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