viernes, 15 de diciembre de 2023

Laberinto sin salida

Agustín Monsreal

 

Solo, completamente solo; triste, horriblemente triste; y desgraciado, pertinazmente desgraciado, Lázaro decidió morir.

Y murió.

Sin embargo, vino su primo, que según decían era chamán y tenía poderes y andaba haciendo prodigios sin mirar a quién y sin preguntar si la gente quería que los hiciera, y lo revivió.

Solo, triste y desgraciado, Lázaro ya no soporta más la vida, pero tiene miedo de morir por segunda vez, y de volver a encontrarse con el milagrero de su primo.

 

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