Jean-Paul Sartre
Me
siento, pido un café con leche, el mozo me hace repetir tres veces el pedido y
lo repite él también para evitar todo riesgo de error. Se va, transmite mi
pedido a un segundo mozo, quien lo anota en un cuaderno y lo transmite a un
tercero. Por fin vuelve un cuarto y dice: “Aquí está”, mientras deja en mi mesa
un tintero. “Pero –digo yo– yo había pedido un café con leche”. “Y bien, eso
es”, replica él y se va.
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