Jaime Valdivieso
Tanto se amaron Juan
Luis y Luisa María que decidieron quitarse la vida.
Pero
querían que el mismo amor, el deseo, la voracidad erótica fuera su cuchillo y su
verdugo.
Y
decidieron irse a un motel.
Allí
estuvieron tres días y dos noches.
Después,
nadie pudo explicarse jamás el misterio: dos esqueletos intactos sobre una cama,
cubiertos aún por una delgada película de baba, como si una lengua ávida y morosa
hubiese recorrido cada uno de los huesos dejándolos suaves y transparentes.
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