Javier Tafur González
Tocan a la
puerta. Seguro es la misma persona que vino ayer, que vino anteayer, que ha
venido todos estos días, que me asedia y me fastidia. Iré a abrirle.
Seguramente se sentará en mi silla, cogerá mis libros, fumará en mi pipa. Antes
de abrirle me asomaré a la ventana. Sí, ya lo veo, allí está.
Ciertamente
es el mismo. Puedo demorarme un momento pero volverá a llamar. Terminará por
entrar. Lo que me sorprende es que desaparezca cuando entra y siempre sea yo
quien hace sus movimientos.
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