Juan Rodolfo Wilcock
El teólogo y profesor de historia de
las religiones Giocoso Spelli es casi con seguridad un monstruo, o en todo caso
tiene algo de monstruoso. Para empezar camina en cuatro patas, y esto ya es
insólito en un teólogo; es tan ancho que no todas las puertas admiten su paso,
y en un automóvil, si alguna vez consiguiera introducirse en uno, no sabría de
todos modos dónde poner las alas. Por culpa de los cuernos ningún sombrero le
queda bien, y cuando ruge hace temblar el edificio. Es un verdadero experto en
todo lo referente a los manuscritos del Mar Muerto, y ha escrito dos libros
autorizadísimos sobre la cándida comunidad de Khirbert Qumran. Pero tiene las
patas de atrás demasiado cortas, y cuando camina lleva las manos enfundadas en
dos guantes enormes o, mejor dicho, borceguíes para manos. Hay quien sostiene
que le salen llamas de la boca, pero ésa debe ser una imagen literaria; o quizá
alguien ha tomado por fuego la saliva rojiza que le sale continuamente de las
fauces. Lo cierto es que pesa 375 kilos, y su volumen es adecuado a su peso.
Las alas, entonces, no le sirven de nada, pesa demasiado para volar, y pueden
considerarse un capricho teologal: son rígidas y lustrosas, rectas hacia arriba
como las de un toro alado, pero mucho más voluminosas. Los cuernos son macizos
y ambos apuntan hacia arriba y hacia adelante, como un baldaquino suspendido
sobre los ojos. Fue él quien aclaró definitivamente la total independencia del
cristianismo con respecto a la religión de los Esenios, como resulta del
análisis de los textos supérstites, y por tanto la absoluta originalidad de
Jesús y de sus teorías. Cuando duerme, su respiración emite un silbido que se
oye hasta en la plaza. Su novia le dijo a una amiga que en la cama se comporta
como la Bestia del Apocalipsis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario