Juan Rodolfo Wilcock
El ángel Elzevar está desocupado, lo único
que sabe hacer es llevar mensajes pero ya no hay más mensajes que llevar, y entonces
el ángel da vueltas revisando en la basura del gran basurero municipal en busca
de restos de comida y sobras de fruta: algo tiene que comer. De noche, hizo la prueba
de recorrer la orilla del río en calidad de prostituto todo servicio, y de hecho
sabe hacer muchas cosas y su condición angélica lo exime de cualquier escrúpulo
moral; pero la mayoría de las veces el encuentro termina mal, por ejemplo cuando
el cliente, antes o después, descubre que Elzevar no tiene sexo: por lo que parece,
en ciertas ocupaciones el sexo es particularmente requerido, e incluso indispensable.
Para aplacar al desilusionado cliente, Elzevar le muestra un poco cómo vuela, primero
a la derecha, después a la izquierda, después le pasa sobre la cabeza y le desordena
los cabellos como una brisa ligera; pero los clientes de la orilla del río exigen
algo más concreto que una normal exhibición de levitación; uno le mordió el tobillo
en pleno vuelo, otro calvo con peluca lo llamó sodomita y un tercero lo denunció
a la policía, basándose en un artículo del Código Penal que prohíbe exaltar la seducción
y otros dos artículos del Código de Navegación Aérea relativos al vuelo urbano sin
documentos. Después de lo cual Elzevar tuvo que mudarse a otro recodo del río, peligrosamente
frecuentado por familias y pescadores con cañas, incluso de noche.
Estos inconvenientes,
natural consecuencia de su desocupación temporaria, no pueden realmente preocupar
a un ángel. Para comenzar los ángeles son inmortales, y son pocos los mortales que
pueden decir lo mismo. En cuanto a la falta de mensajes, un día u otro tendrá que
terminar. Nuevos emisores se están alistando, y los potenciales receptores por cierto
no escasean. Ya en el pasado le sucedió estar sin trabajo por períodos más o menos
largos, sin hacer nada. Basura de comer nunca le ha faltado; es verdad que la prostitución
angélica ya no es lo que era , pero de cualquier forma, hasta que esté listo el
nuevo mensaje, hay que seguir en contacto con los hombres. Mientras tanto Elzevar
siempre puede encontrar trabajo en un circo, en tanto lamentablemente muchas cosas
cambiaron desde que existe la televisión. Si el Gran Silencio durase mucho, otros
caminos interesantes y poco recorridos se le abren: por ejemplo el cine underground,
la aplicación de antiparasitarios, la manutención de computadoras, la limpieza de
ascensores y los desfiles masculinos de moda.
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