Juan Ramón Jiménez
¡Cuentos
largos! ¡Tan largos! ¡De una página! ¡Ay, el día en que los hombres sepamos
todos agrandar una chispa hasta el sol que un hombre les dé concentrado en una
chispa; el día en que nos demos cuenta de que nada tiene tamaño, y que, por lo
tanto, basta lo suficiente; el día en que comprendamos que nada vale por sus
dimensiones –y así acaba el ridículo que vio Micromegas y que yo veo cada día–;
y que un libro puede reducirse a la mano de una hormiga porque puede amplificarlo
la idea y hacerlo el universo!
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