Reinaldo Bernal Cárdenas
“Estoy
ansiosa. Después de mucho pensarlo, he tomado la decisión. Hoy cuando lo vea,
se lo confesaré.
Sabrá que me trae loca, que no soporto un día más
su indiferencia deliberada, que el mutismo que suele encubrir sus enojos duele
cuando por suerte nos cruzamos.
Y es que de un tiempo a esta parte no logro poner
atención en lo que hago porque él roba mis pensamientos; por eso es preciso
expresarlo, decírselo, para no enloquecer al completo. ¿Puede alguien vivir
así?
Le diré que, de tantos inspirados en su nombre, los
acrósticos ya no me salen, que daría mi brazo derecho por saber que me desea
tanto como yo a él. Le contaré que, en la opacidad de mis noches, cuando creo
sentir la cercana tibieza de su cuerpo, pronto advierto una fría presencia de
espejismo; que no resisto sus flirteos solapados con las mujeres de la oficina
y hasta siento celos cuando alardea y sobrepasa sus gentiles maneras con las
demás. Le hablaré de mis sentimientos, pero evitaré los pormenores de cómo, a
su lado, me vuelvo escuálida y torpe. Alzaré la voz para que sepa que no pienso
resignarme así nomás, con la mera ilusión, con la tortura de ansiarlo y no
tenerlo. Juntaré valor para revelarle que, por años, una vez el destino cruzó
nuestros caminos, he anhelado que sus ojos me vean con una pizca del amor con
el que los míos, desde entonces, lo han hecho. Que, por un tiempo igual,
calladamente, he procurado cuanto he podido para merecerlo.
Llegó el momento, se lo diré. Pondré fin a la
borrasca de silencio. Estoy nerviosa, pero algo debía hacer. Quizá me mande a
freír espárragos, o tal vez diga que de algún modo milagroso ha intentado
quererme también. Sea cual sea su respuesta, estoy preparada; aunque, la pura
verdad, espero que entienda y acepte mi proposición (considerando que en mis
divagaciones fue imposible pensar en otra).
Así que hoy, cuando logre llamar su atención
esquiva, y él, sorprendido, enmudezca y agrande sus bellos ojos, pondré cara de
que sé lo que hago, y mi voz le dirá con firmeza y pundonor, casi como si le
confiara un secreto, que renuncio a vivir así, que no puedo seguir amando por
los dos, que sólo espero que firmemos cuanto antes los papeles de divorcio”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario