martes, 27 de febrero de 2024

Nadie puede vivir así

Reinaldo Bernal Cárdenas

 

“Estoy ansiosa. Después de mucho pensarlo, he tomado la decisión. Hoy cuando lo vea, se lo confesaré.

Sabrá que me trae loca, que no soporto un día más su indiferencia deliberada, que el mutismo que suele encubrir sus enojos duele cuando por suerte nos cruzamos.

Y es que de un tiempo a esta parte no logro poner atención en lo que hago porque él roba mis pensamientos; por eso es preciso expresarlo, decírselo, para no enloquecer al completo. ¿Puede alguien vivir así?

Le diré que, de tantos inspirados en su nombre, los acrósticos ya no me salen, que daría mi brazo derecho por saber que me desea tanto como yo a él. Le contaré que, en la opacidad de mis noches, cuando creo sentir la cercana tibieza de su cuerpo, pronto advierto una fría presencia de espejismo; que no resisto sus flirteos solapados con las mujeres de la oficina y hasta siento celos cuando alardea y sobrepasa sus gentiles maneras con las demás. Le hablaré de mis sentimientos, pero evitaré los pormenores de cómo, a su lado, me vuelvo escuálida y torpe. Alzaré la voz para que sepa que no pienso resignarme así nomás, con la mera ilusión, con la tortura de ansiarlo y no tenerlo. Juntaré valor para revelarle que, por años, una vez el destino cruzó nuestros caminos, he anhelado que sus ojos me vean con una pizca del amor con el que los míos, desde entonces, lo han hecho. Que, por un tiempo igual, calladamente, he procurado cuanto he podido para merecerlo.

Llegó el momento, se lo diré. Pondré fin a la borrasca de silencio. Estoy nerviosa, pero algo debía hacer. Quizá me mande a freír espárragos, o tal vez diga que de algún modo milagroso ha intentado quererme también. Sea cual sea su respuesta, estoy preparada; aunque, la pura verdad, espero que entienda y acepte mi proposición (considerando que en mis divagaciones fue imposible pensar en otra).

Así que hoy, cuando logre llamar su atención esquiva, y él, sorprendido, enmudezca y agrande sus bellos ojos, pondré cara de que sé lo que hago, y mi voz le dirá con firmeza y pundonor, casi como si le confiara un secreto, que renuncio a vivir así, que no puedo seguir amando por los dos, que sólo espero que firmemos cuanto antes los papeles de divorcio”.

 

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