Enrique Anderson Imbert
Bandidos
asaltan la ciudad de Mexcatle y ya dueños del botín de guerra emprenden la
retirada. El plan es refugiarse al otro lado de la frontera, pero mientras
tanto pasan la noche en una casa en ruinas, abandonada en el camino. A la luz
de las velas juegan a los naipes. Cada uno apuesta las prendas que ha saqueado.
Partida tras partida, el azar favorece al Bizco, quien va apilando las
ganancias debajo de la mesa: monedas, relojes, alhajas, candelabros… Temprano
por la mañana el Bizco mete lo ganado en una bolsa, la carga sobre los hombros
y agobiado bajo ese peso sigue a sus compañeros, que marchan cantando hacia la
frontera. La atraviesan, llegan sanos y salvos a la encrucijada donde han
resuelto separarse y allí matan al Bizco. Lo habían dejado ganar para que les
transportase el pesado botín.
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