Jorge Luis Borges
En aquel Imperio, el Arte
de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba
toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos
Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un
Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.
Menos
Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que
ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias
del Sol y los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas
del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia
de las Disciplinas Geográficas.
Suárez
Miranda, Viajes de Varones Prudentes, Libro Cuarto, Cap. XLV, Lérida, 1658.
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