David Roas
El
amanecer los alcanza en plena discusión. Los ánimos están algo exaltados.
El escéptico- Sigo pensando que te lo inventas. El
otro lado no existe. Son cuentos de viejas para asustar a los niños y a los
imbéciles.
El creyente- Y yo te digo que los he visto. Una
vez, fugazmente. Pero son horribles. Nada nos une a ellos…
El asustadizo- Basta. No quiero seguir
escuchándoos. Esas son cosas con las que no hay que jugar.
El incauto- Pues yo he leído que es posible
comunicarse con ellos. Podríamos probarlo…
Un ruido llega desde el pasillo. Todos se
desvanecen en el aire.
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