José Luis Garci
Lo
escribo tal y como me lo contaron. Luis es ciego de nacimiento. Trabaja en la
ONCE. Desgraciadamente, los padres de Luis sufrieron un accidente mortal en la
M-30. Un autocar –le fallaron los frenos– arrolló por detrás el Seat en el que
iba el matrimonio. Desde entonces Luis vivió con sus abuelos maternos. Cuando
Luis cumplió dieciocho años, sus abuelos, preocupados porque sabían que, más
pronto que tarde, ellos también se irían de este mundo, le compraron al chico
un magnífico pastor alemán, “Barry”, para que cuidara de él. Y eso hizo Barry
durante una década. Hace un par de días Barry agonizó en la clínica Cerbero, en
la Avenida del Mediterráneo. Lo que Luis nunca supo, hasta ayer, cuando la
veterinaria Luisa Villarejo se lo comunicó, es que Barry también era ciego.
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