martes, 12 de marzo de 2024

Principio de autoridad

Miguel Bravo Vadillo

 

Cuando Perogrullo –otros lo llaman Pero Grullo o Pedro Grullo, que en esto hay alguna diferencia entre los distintos autores que sobre este personaje escriben; diferencias, en todo caso, que no vienen al caso–, cuando Perogrullo, decía, iba al colegio, todos sus compañeros de clase se lo pasaban pipa con él. Incluso el profesor se descalzaba de risa cada vez que aquel soltaba una de las suyas, que, como no podía ser de otra manera, se trataba de una auténtica perogrullada. Pues bien, cierto día el aula entera estalló en una sonora carcajada cuando Perogrullo dijo: “En el mundo todo es como es y sucede como sucede”.

Ya sales con una de las tuyas, ¿no, Perogrullo?

Qué filosófico estás hoy, Perogrullo.

Tú, desde luego, eres como eres y no puedes ser más tonto, Perogrullo.

Que no lo digo yo, don Santiago; que lo dice Wittgenstein, un señor muy serio. Y también dijo que la parte más importante de su obra era la que no había escrito. Tan serio como eso.

Ah, bueno; si lo dijo Wittgenstein… ¡Silencio! No quiero oír ni una risita más. Y aprended de Perogrullo, que falta os hace: él nunca se equivoca.

Como usted diga, maestro.

¡Exacto: el maestro lo ha dicho!

 

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