viernes, 1 de marzo de 2024

Humedad

Adriana Verónica Pérez Miranda

 

A pesar del tiempo siempre habrá algo que aprender en la vida, yo estoy en proceso de reencontrarme, pues después de una guerra viene la paz y ése es el mejor momento para preguntarme si debo recuperar lo que aún es rescatable del estado de demolición en que me encuentro o soltar todo para gozar plenamente de esta nueva etapa en mi vida, caminando en solitario, pero no sola.

Encuentro complicado saber en este instante qué es mejor para mí, qué rumbo tomará mi vida, o si deseo… ¡mmm! ¡Eso sí lo deseo! Tengo en mente muchas cosas, pero hoy no quiero pensar en ellas. Las opciones: dormir temprano o tomar un baño de tina.

Hace mucho que no lo hago, siempre pongo un pretexto encima de otro para evitarlo. Hoy me consiento. Abro la llave y el agua brota como una sonora carcajada cristalina. Coloco las velas aromáticas alrededor de la tina, las enciendo y percibo el agradable aroma a limón al igual que el incienso de sándalo. Esparzo un poco de sales para baño y una generosa porción de burbujas para tina con fragancia de lavanda, agito levemente el agua para diluirlas. Extiendo una toalla en el piso a un lado de la tina, mi albornoz y toallas en el perchero, el agua fluye y cubre de un cálido vapor el espejo. Sólo queda el toque final, disemino pétalos de rosas amarillas sobre el agua.

Con las cadenciosas notas de Contigo, sin ti, de U2, me desnudo, admiro mi reflejo sensual y lentamente me sumerjo en la tina. El agua se apodera de mi piel y el calor es como un grato abrazo a mi cuerpo. Me quedo quieta, con los ojos cerrados, para disfrutar mi improvisado SPA. Respiro el aroma a limón, paladeo el jabón de lavanda, acaricio la burbujeante espuma e imagino la luz emanar de las velas en sensual danza; mi llama interna comienza a encenderse. Deslizo una esponja por mi intimidad y el suave roce aviva mi erotismo, todos mis sentidos estallan liberando mi garganta y escucho mis gemidos, las humedades se mezclan y me sumerjo completamente en el agua. Al emerger siento la deliciosa caricia de los pétalos en mi cara y mi pecho. Relajada salgo de la tina, me cubro con el albornoz y me recuesto en la cama.

Estoy tan excitada que no logro conciliar el sueño, percibo el aroma de las rosas amarillas y comienzo a contar borreguitos para dormir: un borreguito… Dos borreguitos… Tres borreguitos… Tu mirada… Tus labios… Tu cuerpo.

 

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