Queta Navagómez
–Lo
siento, no hay sangre tipo AB Rh negativo –me dijo la enfermera, terminante.
–Para mí es indispensable, señorita, no
repare en precios, pagaré lo que sea –le insistí.
–Señora, ya le expliqué muchas veces que
es muy difícil de conseguir. Me he comunicado a todos los bancos de sangre que
conozco y ninguno la tiene; usted sabe que es un tipo de sangre muy especial –dijo
disculpándose.
–Pero señorita, yo… –callé al observar su
molestia. Me tragué mi impotencia y entonces solicité tres litros de la O
positiva, la universal, la más corriente.
Es por eso que tendrás que disculparme por
esta cena tan vulgar, en la celebración de nuestro aniversario, querido
Drácula.
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