Max Aub
–No lo hice adrede.
Es
todo lo que se le ocurrió repetir a aquella imbécil, frente al jarro, hecho
añicos. ¡Y era el de mi santa madre, que en gloria esté! La hice pedazos. Les
juro que no pensé, un momento siquiera, en la ley del Talión. Fue más fuerte
que yo. Yo tampoco lo hice adrede.
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