miércoles, 17 de enero de 2024

Mercantilismo II

Queta Navagómez

 

¡Castigaré tu soberbia y tu mal corazón! ¡Cada vez que abras la boca para decir algo, saldrán de ella víboras!, sentenció aquella hada que solía disfrazarse de limosnera.

La adolescente llegó llorando a su casa. Al mirar los enormes ofidios que salían de la boca de su hija, la madre lloró también.

Pero el llanto cesó, las lamentaciones se acabaron y ambas se hicieron de una considerable fortuna, gracias a su próspera fábrica de cinturones de auténtica y certificada piel de víbora.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario