Carmela Greciet
Con los soles de finales de marzo mamá se animó a bajar
de los altillos las maletas con ropa de verano. Sacó camisetas, gorras, shorts,
sandalias… y, aferrado a su cubo y su pala, también sacó a mi hermano pequeño, Jaime,
que se nos había olvidado.
Llovió todo abril y todo mayo.
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