martes, 2 de enero de 2024

La carta

Queta Navagómez

 

En la ambulancia, el paramédico informa al hospital que la frustrada suicida presenta fracturas múltiples en la mandíbula y las muñecas de ambas manos; fracturas que tardarán en sanar. La jovencita se desespera. De nada le ha valido arrojarse desde un segundo piso en busca de la muerte. “Seguiré viva”, piensa. Entonces se da cuenta de que no puede hablar; tampoco mover las manos rotas. Se agita, se angustia, se exaspera. ¡Está viva! Debe sacar y hacer pedazos la carta que trae en la bolsa trasera del pantalón. Si el paramédico la ayudara a hacerlo… Mueve los ojos, gesticula, intenta darse a entender. Al verla tan agitada, él le aplica un sedante y logra dormirla. En la bolsa de su pantalón sigue doblada la carta, dirigida a la madre. Es una confesión de odio, de los celos atroces que la embargan al compartir con ella a su padrastro.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario