Woody Allen
Mientras
uno pasa por la vida, es extremadamente importante conservar el capital, y no
se debe gastar el dinero en simplezas, como licor de pera o un sombrero de oro
macizo. El dinero no lo es todo, pero es mejor que la salud. A fin de cuentas,
no se puede ir a la carnicería y decirle al carnicero: “Mira qué moreno estoy,
y además no me resfrío nunca”, y suponer que va a regalarte su mercancía. (Al
menos, naturalmente, que el carnicero sea un idiota). El dinero es mejor que la
pobreza, aunque sólo sea por razones financieras. No es que con él se pueda
comprar la felicidad. Toma el caso de la hormiga y la cigarra: la cigarra se
divirtió todo el verano, mientras la hormiga trabajaba y ahorraba. Cuando llegó
el invierno, la cigarra no tenía nada, pero la hormiga se quejaba de dolores en
el pecho. La vida es dura para los insectos. Y no crean que los ratones se lo
pasan muy bien tampoco. La cuestión es que todos necesitamos un nido en el cual
refugiarnos, pero no mientras se lleve un traje bueno.
Para terminar, tengamos presente que es
más fácil gastar dos dólares que ahorrar uno. Y por el amor de Dios no inviertan
dinero con ninguna agencia de bolsa en la que uno de los socios se llame
Casanova.
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