miércoles, 14 de agosto de 2024

Regreso del dolor

 Gonzalo Arango


Aunque no la conozco ni la había visto nunca en mi vida, pienso que estará turbada por otras razones ajenas a la muerte del tipo, muerte que sólo a mí me concierne.

La gente se dispersa asqueada por los despojos triturados del muerto, y ese sol que pronto lo pudrirá. La mujer y yo quedamos junto al cadáver abandonado.

–Haga algo por él, usted que puede –dice con una voz trémula.

Esa voz me conmueve por la cantidad de amor y de dolor, como de nostalgias y de esperanzas rotas.

–Soy el único que puede hacer algo por él –digo. Y agrego: –yo traté de ayudarlo, pero fracasé.

La mujer se aleja. En sus pasos descubro el cansancio y el peso de una desesperación superior a sus fuerzas, pero no puedo ayudarla.

Sin más esperanzas recojo mi cadáver y me marcho con él.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario